Los medios también se preparan, no sólo los políticos. La elecciones aumentan las ventas de diarios según se utilice, bien o mal, la estrategia de seducción. Por eso, en Clarín y La Nación, ya perfilaron por donde empezarán a jugar, políticamente y para quién.
El problema no es cuánto sino quién. Así se construye el otro. No importa en absoluto lo que diga, que intereses representa, ya lo vimos con el juego de las candidaturas, hay candidaturas "buenas" y candidaturas "malas", y no interesa si se respeta más o menos la justicia electoral, sino quién lo hace. No importa nada. La política entró a jugar en el minuto a minuto, en los encuestólogos que no quieren perder clientes, entonces con los mismos métodos que se le critica al Indec, miden y dicen: hoy estas a seis puntos, mañana a tres, y pasado mañana a ocho, lo que importa es que consuman las encuestas.
El sábado Heller decía, en Marca de radio, algo muy cierto: "si antes que se conozcan las candidaturas, si dos meses antes de la elección ya sabemos quién gana, para qué se vota". Los encuestadores no han sido infalibles, pero se venden como tales, y lo que debe ser una herramienta se trasforma en un producto, que son dos cosas completamente distintas.
En esta nueva visión sobre la manera de hacer política, cualquiera, con dinero, puede crearse una militancia política. No tiene que hablar mucho, sólo unos minutos que son grabados. No tiene que presentar ideas, sólo algunos slogans, copiando lo que le sirva del discurso que circula y apropiándoselo. Sobre estó escribiré después un poco más extendido, de una experiencia que tuve el sábado en San Pedro a donde me fui unos días a visitar parientes y en un cumpleaños infantil me cruce con alguien que buscaba adeptos para el properonismo.
La militancia no se rinde
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