Basta de expertos en nada que no saben nada, y opinan de todo con el título de "expertos". Si para algo tiene que servir esta crisis es para desmitificar a los expertos, gurues, y sabiondos de la timba financiera. Se acabó lo que se daba. Hoy nadie tiene nada asegurado, lo que amplía el panorama. Es verdad que este proyecto de ley que ingresa Hoy al congreso, ya muestra reparos y críticas, pero la posta, la papota, no la tiene nadie.
El compañero Artemio López expresó sus reparos frente a la medida en un muy buen post que puede verse aquí. Muchos comienzan a leer y analizar sobre el boceto de la ley como por ejemplo el Ingeniero que apunta algunos detalles pero todo está verde, sufrirá reformas fruto de la negociación, y habrá que ver qué queda y cómo se regula, porque Crisitina ya lo dijo en la reunión con los industriales: "Todos son buenos, pero si se los vigila son mejores". Obviamente refiriéndose al papel indelegable del Estado.
Abad nos dice en Clarinete:
" las medidas que anunció Cristina Kirchner lesionan a todas las instituciones, no sólo a la AFIP: Es necesario cuidar la institucionalidad por sobre todas las cosas. No puede estar sometida a revisión cada diez años o cada vez que aparece una crisis, por importante que sea. Se argumentó que había razones de excepción para lanzarlo Pero el límite del estado de excepción tiene que ser la ley y el respeto por las reglas de juego".
Quién hubiese imaginado que el estado norteamericano sacaría de su bolsillo millones de millones de dólares de sus reservas para buscarle un freno a la crisis económica. En marzo de 2008, nadie podría haber sostenido esto, y sin embargo ocurre, porque una crisis inaugura algo nuevo, no previsto, por lo tanto las reglas de juego hasta el momento se tornan nulas. Y nadie con dos dedos de frente, va a ponerse a hablar de los riesgos de la institucionalidad, no lo hicieron con la medida de Zapatero, que piensa devolver 18.500 millones de euros a empresas y paritculares en impuestos, para que no caiga el consumo y aumente, más todavía, la desocupación.
Habrá que tener paciencia, esperar a que comiencen a conocerse más detalles, a quiénes alcanza y cómo se regula una medida que sin control puede ser más nociva que veneficiosa.
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