Dios es de todos, no está codificado

El cardenal tiene derecho a decir, denunciar, o proclamar por los pobres. Nadie le puede negar eso. Sería ridículo sostener que no hay pobres, como también que la iglesia no hace nada por los pobres.
La iglesia es más que Bergoglio o Ratzinger, estaríamos negando a Mujica, Nevares o Angelelli. Negaríamos a los miles de curas que se levantan en sus iglesias para ayudar a los más necesitados.
La cúpula de la Iglesia calló en momentos duros, en la dictadura y en el desguace del estado, cuando miles de personas eran masacradas o expulsadas del sistema. Pero está en todo su derecho hacer ahora lo que no hizo en otro momento. No me parece mal.
Lo que me pregunto es si era necesario contestarle. No lo sé.
Debemos reconocer que no hemos llegado hasta donde deseamos; las soluciones - como dijo Barcelona en aquella tapa - no fueron suficientes. Hay que ir más a fondo. Lo sabemos y también sabemos que éste es el único gobierno que puede hacerlo.

Lo que si es reprochable es esa "neutralidad" que se pretende arrogar. Si se concurre a un seminario en donde se comparte el espacio con Hilda "chiche" Duhalde, Roberto Dromi, Francisco De Narvaez, Jorge Vanossi, Raúl Baylac y Jorge Télerman, entre otros, no se puede sostener una postura "apolítica" o desligada de un interes político. Todos formaron parte de gobiernos precedentes; la pobreza no empezó ayer a la tarde. Eso es lo que no me banco. ¿Por qué ese miedo a reconocer que se tienen ideas políticas, que se comparte un camino? No está mal.
Pero es más difícil hablar de la pobreza y la falta de políticas públicas, si tus aliados formaron parte del gobierno que dejó en la calle a miles de personas.

La hipocrecía es lo que indigan, no el reclamo por más políticas sociales. El decir que los derechos humanos no son sólo tal cosa. Hablar sobre lo obvio y evidente, desnaturalizado del lugar en el que están, es lo que molesta. Y también predicar el diagnóstico, pero no la solución. ¿Qué se hace? ¿Cómo? ¿Con qué recurso?

Decir que el hambre es un crimen, pero no aportar nada para solucionarlo, es demagogia. El dinero tiene que salir de algún lugar. No alcanza con dar diagnósticos precisos, correctos, hay que aportar, por lo menos cuál sería la solución al problema. Porque entonces sí, no hay derecho a quejarse cuando te recuerdan que en otros momentos te callaste, y no levantaste la voz por los que nada tenían.