autoreconocimiento?

Después de la ley de SCA, después de la asignación por hijo para desocupados y trabajadores en el sector informal, el caos mediático.

Cristina lo dijo muy claro: "esta es la consecuencia de no pactar". No estamos en un clima enrarecido, es muy claro. Si el horizonte ofrece la reforma política, la ley de enitdades financieras, y los grupos de poder no encuentran operancia en sus soldados que salen muy bien en cámara, pero en el recinto no logran hacer pie, le llega la hora a otro tipo de estrategía.

Desde que asumió, un relator de futbol diría desde el vestuario, el gobierno de CFK tiene fecha de vencimiento para casi toda la oposición, para los grandes oligopolios mediáticos y para algunos referentes políticos freelance.

Nada parece importar. Se envía un proyecto inédito que elimina el delito de calumnias e injurias y casi no tiene cobertura. La asignación por hijo, medida que viene a poner un contrapeso para los trabajadores que no puedieron ingresar al sector formal, es ninguneada, minimizada y hasta puesta en duda.

Y ahora, Mirtha Legrand, Susana Giménez y Marcelo Hugo Tinelli, salen desde sus respectivos programas a pedir represión. Si represión. Porque desde 2003 que no existe represión sobre la protesta social. ¿Kraft? no, no actuó el gobierno nacional, sino que fue autorizada por un juez que como poder independiente puede actuar.

¿Qué hacía Mirtha Legrand, Susana Giménez y Marcelo Tinelli, cuando se saqueaba el país, y no me refiero a la última dictadura cívico-militar, sino al desguace del estado, al recorte del 13% de los jubilados y trabajadores privados y estatales, ante las coimas en el senado para flexibilizar, aun más, las leyes laborales; qué hacían cuando el grupo clarín se que quedó con 500 millones de dólares de los jubilados?

NADA. Nada de nada. Ni marcha del silencio, ni proclama, ni protesta; no pedían paz, orden, respeto por las instituciones ni nada. Todo era "Pum para arriba", "te estamos llamando", toda la frivolidad junta y sin anestesia.

Cada vez que alguien quiere recomponer la injusticia social, cada vez que algún presidente, y con una mano alcanza, intentó o tocó intereses concentrados, saltó la térmica. Sigan jugando, sigan apostando al caos, lo que nos espera no es la revolución. En las próximas elecciones no saldrá el pueblo a votar masivamente a Castells, a Segovia, a Solanas, la señal que le transmitirán a los candidatos será que para ganar habrá que presentar un discurso light y un pacto en la mesa chica con los grupos de poder económico-político.