Los amigos del Faraón

¿Qué les pasó a los muchachos de Perfil? Salir a publicar columnas de opinión como esta, esta otra, una más, etc, me hace pensar que estos muchachos de haber estado en el éxodo de Moisés habrían estado del lado del faraón.

No se sabe cuántas personas participaron de los cuatro días de festejos del Bicentenario. Para los optimistas ocho millones de personas y para los pesimistas unos seis millones. Todos concuerdan en que supera hechos históricos como el "cabildo abierto del justicialismo del 22 de agosto" o "la llegada de Perón a Ezeiza en 1973". Sin embargo, para Eliaschev, Leuco, Fonteveccia & cia, todo fue una cagada, para decirlo en criollo.

"Las muchedumbres porteñas miran de reojo y con fastidio el desparramo en una ciudad colapsada por preparativos de gruesa teatralidad."

"Si me despojo, por un breve instante, de los efectos anestesiantes del brebaje patriotero"

Pepe Eliaschev

"El Bicentenario, en lugar de convertirse en un símbolo de unidad y cohesión nacional, va a expresar como nunca desde 1983 la fractura expuesta de una sociedad envenenada por el odio"

"Juan Crisóstomo Lafinur murió en 1824, pero escribió algo que parece una crónica de estos tiempos de cólera: “¿Cuál es el que a los tiranos protege en sus agresiones y fomenta disensiones entre amigos y entre hermanos? ¿Quién el que a los ciudadanos les extingue el patriotismo? El fanatismo”. Lamentablemente en esta Argentina de florecimiento económico, atomización social y fragmentación política, el sol del 25 no viene asomando."

Alfredo Leuco

"Bicentenario. Bi. Bipolar. Un país que ha venido siendo bipolar comenzando porque imaginamos unos primeros cien años de crecimiento y consolidación nacional y otros segundos cien años de decadencia y ocaso"

Jorge Fonteveccia

Todas las columnas fueron publicadas el 22 de mayo, ya que Perfil se edita sábados y domingos. Lo que presupone que apostaron por el fracaso, los problemas organizativos y la poca convocatoria. Pero los apóstoles del fracaso no contaron con lo que ocurriría el 23, 24 y 25. Ni imagiaron las carrozas, el cabildo y el pueblo en la calle festejando a rabiar, con unas ganas de participar y decir aquí estoy. Estos sociólogos de la nada, analizadores de nimiedades y miópes tendrán que convivir con haber escrito "las columnas del virrey". El pueblo es impredecible porque escapa a la mirada del analista fracasado. Siempre está un paso adelante, y su visón profética debe ajustarse a ir por detrás, nunca delante.

Para decirlo en una frase que le pertenece ya al pueblo argentino: "La tienen adentro"