Triunfo de la democracia... opositora

La democracia opositora versus el populismo oficialista. Menem es bueno cuando va y un aliado K cuando no va. Hoy no hubo caja o soborno, sino conciencia republicana de una legisladora. Tampoco es un matrimonio político el de la senadora y el vicegobernador de Formosa. Es el triunfo de la democracia y las instituciones.

Generalmente quienes nos sentimos representados por el Gobierno nacional somos personas que ven todo blanco o negro; no tenemos grises. Es así para familiares, algunos ex amigos, y la prensa. No militamos, tenemos las voluntades compradas; tampoco somos poseedores de ideas y convicciones, lo nuestro es una canallada.

Las aberraciones jurídicas que el arco no oficialista y los opositores ponen en práctica es la muestra de su propio desconcierto. Quienes avalaron el descuento de salarios, el descalabro de las cuentas del estado y hasta la flexibilización laboral, hoy pretenden cambiar la letra de la constitución porque los defienden los oligopolios mediáticos.

No se les cae una idea, recurren una y otra vez a lo aprendido, a la fórmulas de ajuste, a la entrega. ¿Por qué debería ver grises donde no los hay? ¿Qué motivo puede haber para no tratar de inútiles a quienes sólo actúan con estulticia?

El problema es que hay que seguir trabajando aunque los inútiles conspiren, porque no podemos entregarles el país para que implanten nuevamente la idea "del primer mundo", la cultura de lo fácil y el hambre general. Y es un problema porque cada vez que estos monigotes llegan a posiciones de poder, tardamos años en recuperarnos.

Esta semana los Morales, los Carrio, los Sanz, los Solanas y Sola, festejaran el triunfo de la democracia, no escuchando las razones de la primera minoría, ni los argumentos del gobierno nacional; pero sabemos que hay que seguir trabajando para recuperar esta semana en la que pretenden hacer retroceder al país. Porque nosotros trabajamos por un país en desarrolo con equidad, pero otros sólo piensan en dañar, sin nunca tener encuenta los costos que paga el país y todos los argentinos con sus errores. Ya hemos visto como se desligan del pasado, para traficar lo viejo por nuevo.