19/7/09

No es sólo una cuestión de humores

"El humorismo" parece simplificar todo, y reducirlo a una cuestión simple. "Hay un mal humor social generalizado".
Qué es este mal humor generalizado. De qué nos cuidamos cuando hablamos del "mal humor".

En plan de trivializar todo, están los que buscan justificar, atenuar y minimizar una situación que se produjo en América Latina: El golpe cívico-militar en Honduras. Las sonrisas cómplices, las frases brutales y desnudas, ponen en evidencia que es un tema que no genera mucha preocupación. O por lo menos, la seriedad que el caso requiere. La interrupción del orden democrático es algo que no debería discutirse más, sin embargo todavía seguimos en la necesidad de tener que pensar y reflexionar sobre el tema.

Al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, le restan más de dos años de mandato. Sin embargo escuchamos que se le pone fecha de caducidad, del no término de mandato, de desgaste, con una liviandad que asombra. Y el asombro procede del casi nulo rechazo de estas afirmaciones, de la indiferencia, o directamente de su aprobación. Entonces, alguien habla de un clima "destituyente", pero rápidamente se le sobre imprime otro que lo suaviza: "mal humor". Y así por complicidad u omisión aceptamos que algunos puedan estar "malhumorados" que no casualidad, muchos de ellos fueron parte de interrumpciones democráticas anteriores.

Lo único irreversible es la muerte, repite en público y en privado (CFK), impresionada por la regresión democrática de Honduras, en la que lee una señal ominosa para todo el continente. Sobre todo le impactó el relato del presidente derrocado Manuel Zelaya sobre la noche en que fue extraído de su residencia en pijama y trasladado con esa única vestimenta a Costa Rica. Al depositarlo en el avión, el general golpista le confesó: “Me dieron la orden de matarlo, pero yo voy a garantizar su vida, presidente”. nota completa

(...)
Sin caer en comparaciones, hay que mencionar que en Honduras se derrocó a Zelaya planteando temas similares: falta de institucionalidad, de república...
D.B.(Diego Barovero): –No depusimos a nadie ni pretendemos hacerlo, ni seremos usina de pensamiento de golpistas.

H.S.(Horacio Sanguinetti): –No llamaremos al ejército para que la saque en baby doll (risas), no, no, para que la saque como el ejército sacó a Zelaya.

(...)
–Realizaron una analogía entre Rosas y Kirchner y reivindicaron el papel de Sarmiento. ¿Estamos ante una reedición de la dicotomía “civilización o barbarie”?

F.L.(Felix Luna): –En primer lugar, le llamo la atención sobre el abuso de las comparaciones históricas. Nunca son exactas. Si quiere una situación parecida, yo más bien elegiría el final del peronismo, en el ’55. José Luis Romero un año antes armó un equipo de recambio en la universidad, para el caso nada improbable de que cayera Perón. Me hace acordar un poco a eso. La gente percibe que algo está pasando y que puede pasar algo mucho más importante
. nota completa


El final del peronismo, en el 55' se dio a través de un golpe cívico-militar, en el que trescientas ocho personas murieron tres meses antes, y luego del derrocamiento del presidente constitucional, casi un año después, treinta y dos personas fueron fusiladas. No es un dato menor en "una situación parecida" y dentro de un contexto, que a veintidos días de producido, parece no importar tanto. Como efectivamente se percibe que algo está pasando y que puede pasar algo mucho más importante, sería bueno saber si la respuesta a través del "humor" será sanguínea, colérica, melancólica o flemática.

2 comentarios:

Lola dijo...

Yo los noto con mucha bilis, poca flema y extremo mal gusto. Y bastante propensos a aludir al '55. Me los imagino haciendo ese "chiste" del baby doll en sus cenas de muertos revividos y se me revuelve el estómago, cumpa.

Anónimo dijo...

Es muy importante rescatar de la nota el concepto de golpe civico-militar, porque todavia hay gente que piensa que los golpes de estado solo lo hacen un par de militares que una mañana se volvieron golpistas.

Si bien son el brazo ejecutor, detras de ellos se esconden personajes politicos, gremiales, sindicales, oligarcas y empresarios que son tan nefastos o mas que los propios militares.

Cuando hablamos del golpe del 76, nunca mencionamos, por ejemplo, a la masoneria como motor de aquel golpe institucional, entre otros sectores que motivaron dicha accion.

Muy piola la nota Gonzalo.

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