Cobos no quiere las retenciones

Por qué se escudarán en el corazón, cuando no pueden sostener en su discurso lo que piensan. El corazón como metáfora de lo sanguíneo, de la pasión es lo que esgrimió Julio Cleto Cobos para oponerse a las retenciones móviles. Habló de sus padres, de sus abuelos, de su juventud y de lo difícil que fue el conflicto con Chile en 1978, por la proximidad de una guerra con el país vecino. Casualmente se olvido del contexto político de ese conflicto: La Dictadura, los 30.000 compañeros detenidos-desaparecidos, la destrucción de la economía nacional y de quiénes fueron sus cómplices. Casualmente se olvido de la discusión política en la que se engloba el conflicto actual, y apeló a su corazón, pero no a su inteligencia, a su pensamiento. No votó convencido, votó con un tibio corazón que no galopaba, que no se encendía, sino que temblaba. Por qué alguien no puede expresar lo que piensa y pretende camuflarse bajo la retórica arjoniana del corazón roto, dividido. Más honesto hubiese sido pelarla. Sacar a relucir lo que piensa, que no puede disociarse de lo que siente. Más honesto hubiese sido mirar de cara al pueblo que lo votó y decirle abiertamente, yo no voy a acompañar la decisión de mi compañera de fórmula, la cual abracé cuando tenía 80% de imagen positiva, yo no voy a acompañar el deseo de la plaza del congreso que se volcó masivamente para apoyar a Cristina. Yo voy a votar en consonancia con Reutemann, Duhalde, Menem, Romero, Rodriguez Saa, Morales, Estenssoro, Giustinian; voy a darle la razón a la Sociedad Rural, a Carbap, a Coninagro, a la Federación agraria. Yo creo que no esta bien redistribuir la riqueza aplicando una medida que afecte los intereses de los agro-financieros. Eso hubiese sido honestidad intelectual. Cómo puedo juzgar a un corazón que no tiene argumentos. "Que la historia me juzgue. Pido perdón si me equivoco. Quiero seguir siendo Vicepresidente" - dijo al finalizar Cobos. Claro que lo juzgará. Pero no sólo la historia. Los pueblos no perdonan a quienes los traicionan en momentos difíciles y conflictivos. Todos nuestros actos tienen un costo, y no puede UD. Sr. vicepresidente querer seguir ocupando un lugar al que renunció. Porque el pueblo lo votó para que acompañara a Cristina Fernández de Kirchner, no para que se oponga a sus decisiones. Para eso se hubiese presentado a elecciones como candidato a presidente con otra fórmula, ahí también esta la honestidad intelectual.
Lamento profundamente que haya actuado en forma cobarde y canallesca, la historia pide actos de convicción política, de coraje y entrega, Ud. eligió quedar del otro lado. Ud. partió hacia palermo y nos dejó a todos los que fuimos el martes pasado a la plaza para apoyar nuestras ideas. Fuimos con el corazón pero con convicciones e ideas, y no nos tembló la voz, gritamos fuerte, muy fuerte, todo lo que nuestras gargantas nos permitieron, porque creemos en este proyecto nacional que se abrió el 25 de mayo de 2003, y no nos vamos a bajar aunque vengan degollando. El pueblo que eligió a CFK, seguirá de pie al lado de su presidenta porque la elegimos y porque cuando las papas quemaban no saco las manos, no nos dejó solos, salió a defender los intereses de las personas que depositamos nuestra confianza en ella, y soportó los insulto, las presiones; soportó las voces que le pedían que claudicara, y sabe qué, no lo hizo. Lleva 127 días soportando la presión del establishment, de la oposición irracional, de los medios de comunicación, porque sabe que empeño su palabra con el pueblo que la votó.
Y para que sepa, mi abuelo que era radical, jamás rifo su palabra aunque ello le fuese un problemas.