9/7/08
La brújula Dorada
Dónde está la muchachada que gusta llenarse la boca, en las asambleas multitudinarias de las universidades, de la lucha antiimperialista; que se erige en vanguardia de una clase obrera a la que desprecia. Dónde andan muchachos. ¿Estarán por ahí, entre los tomos del capital buscando alguna palabra que les permita iluminar a los desclasados?.
“No estamos ni con la postura del gobierno, ni con el campo”. “Es una lucha entre capitalistas”.
Entonces no entiendo en qué discusión quieren participar. Si frente a la acción de un gobierno constitucional que decide intervenir en la economía tomando parte de la renta extraordinaria de un sector que se ve beneficiado por las condiciones macro-económicas, para el Estado, lo único que tienen para decir es que es una lucha entre capitalistas, como si ustedes se rigieran en otra argentina que no es ésta, la capitalista, sino que a través de un portal energético cruzaran al paraíso socialista, quédense en el limbo supraterrenal y no opinen por favor.
Da vergüenza ajena escucharlos hablar. Da vergüenza oír en sus bocas la palabra pueblo, el mismo que llena la plaza de mayo y lo califican de “negros”, “comprados”, “van por el chori y el vino”, ese pueblo al que desprecian, el que festeja el día del trabajador el 1ro de mayo y no el 30 de abril, ese pueblo que no los vota porque para muchos, su hambre es una bandera de lucha pero no, hambre real, material, palpable, porque si aceptan un colchón, una heladera, un televisor, un bolsón de comida, son basura, son el aparato, la masa usada por los punteros, no son personas con necesidades que quieren poder tener las mismas boludeces que tenemos todos, ellos tienen que tener conciencia de clase, pero no un celular, ropa.
Que difícil se les hace tener una intervención coherente, pero su decisión ya fue dada, y quedarán en la historia en el mismo lugar que vienen ocupando década tras década. La historia les dio la posibilidad de reivindicarse, pero su ceguera los coloca en su tradición, festejar el derrocamiento de Perón, festejar los fusilamientos, apoyar a los enemigos del pueblo, porque éste no hace la revolución de manual, de escuadra y compás con la que sueñan.
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