11/6/08

TRES AÑOS SIN SAER


AMANECE
Y YA ESTA CON LOS OJOS ABIERTOS.

Así comienza El Limonero Real, de Juan José Saer. El 11 de junio de 2005 moría en Francia. Recuerdo la indignación al enterarme varios días después, ya que ningún gran medio televisivo o gráfico, hiciera mención el mismo día. A la semana siguiente aparecieron varios suplementos culturales dominicales que le dedicaron varias páginas. Pero sobre esto no quiero hablar, quiero hablar de Saer: Un escritor de los más importantes del siglo XX para la literatura mundial, no sólo para Argentina. Leerlo fue para mi una revelación en la adolescencia, junto con Piglia y Rivera. Abandonaba las lecturas del secundario y comenzaba a indagar en los autores que ellos nombraban. Así descubrí a Juan L. Ortiz, Antonio Di Benedetto, William Faulkner. Tuve la suerte de poder saludarlo el 29 de abril de 2001 en la feria del Libro, y estrechar su mano.
Casi todas sus novelas transcurren en Colastiné, San José del Rincón y Santa Fe capital. El 21 de marzo de este año, después de terminar de leer su póstuma novela: La Grande, viaje a la provincia de Santa Fe a conocer Colastiné y Rincón, dos lugares que “descubrí” en Cicatrices, El limonero real, Nadie nada nunca, Glosa, Lo imborrable y en su última novela. La primer impresión fue extraña, porque me dije: “esto no es lo que leí” y comprendí mi error. Buscaba encontrarme con Tomatis, con Nula, con Gutiérrez, con Barco y su esposa, deseaba íntimamente que existiera en la realidad, sin embargo en el curso de los días pude captar imágenes, senderos, que me recordaban los lugares leídos, soñados en mi representación

Saer forma y formará parte de mi vida, como un amigo que se lo ve de vez en cuando, y aunque hoy ya no esté, siempre podré visitar su escritura, reírme con Tomatis: “que me cuelguen del prepucio y me la corten en rebanadas”, sus paisajes formaran parte de los míos, inevitablemente.



"y el lapso incalculable, tan ancho como largo es el tiempo entero, que hubiese parecido querer, a su manera, persistir, se hunde, al mismo tiempo, paradójico, en el pasado y en el futuro, y naufraga, como el resto, o arrastrándolo consigo, inenarrable, en la nada universal.” (Nadie Nada Nunca)


1 comentario:

el fantasma de la libertad dijo...

Bueno, como se le ha dado por escribir! Veo que ud es de esos bloggeros que tienen verdadero entusiasmo para proponer algo nuevo cada dos días, algo que realmente le reconozco ya que a mi se me ocurren cuanto mucho 3 o 4 por mes.

Con respecto a Saer me hace reflexionar ya que sólo leí una novela de él durante la facultad y no me gustó particularmente. Ya no recuerdo ni el título, pero tal vez deba darle una nueva oportunidad, ya sabe, hay edades y momentos para todo.

Saludos y siga con la compulsión!

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